Las casas prefabricadas son una alternativa atractiva teniendo en cuenta las ventajas que ofrecen. Han ido ganando popularidad al ser conscientes de todos los beneficios que pueden aportarnos frente a las construcciones tradicionales. Son mucho más rápidas de montar. Al tener las piezas de la casa elegida construidas de antemano, sólo hay que ensamblarlas y montarlas correctamente.
Aunque algunos trabajos (cimentación, suministros -agua, electricidad-, saneamiento) deben hacerse igual que en otro tipo de viviendas, la casa está terminada mucho antes. Las casas prefabricadas tienen la ventaja de que se ensamblan en fábricas o talleres especiales y luego se trasladan al lugar de destino, donde se hace la colocación en terreno preparado. Dejando de lado la típica casa de madera, estamos ante un diseño con materiales de calidad y un diseño exclusivo. Aunque las empresas tienen un catálogo estándar de diferentes versiones, calidades y precios, también existe la opción de diseñarla totalmente a medida, para que dé respuesta a lo que buscas y necesitas.
No obstante, y teniendo en cuenta variables como las dimensiones, la distribución, los materiales y los acabados, desde inHAUS aseguran que las casas prefabricadas son, de media, entre un 22 y un 34 más baratas que las construcciones de obra convencional. En este sentido, Ricardo Antón y Joaquín Granero, socios directores de Obox, destacan que las viviendas prefabricadas «son en su totalidad o en gran parte construidas en fábrica, por lo que se utilizan técnicas, procesos y procedimientos de fabricación industrial «que hacen que estos procesos sean más eficientes en calidad, tiempo y dinero». Quizás tengas una idea preconcebida de que son casas de baja calidad o con un diseño poco atractivo. Olvídate de un año o años de obras, las casas modulares pueden estar listas y preparadas en cuestión de meses (a partir de cinco).
Por el contrario, las viviendas prefabricadas y, en particular, las modulares, tienen la capacidad de generar calor por sí mismas porque «mantienen temperaturas interiores estables de alrededor de 12 y 15 grados en invierno en aquellos días y climas en los que la temperatura exterior ha estado entre -5 y 12 grados». Aún no se ha confirmado que la construcción con paneles prefabricados ofrezca la misma resistencia y calidad estructural que la construcción tradicional de hormigón y ladrillo. Mientras que la construcción tradicional de su nueva casa puede tardar una media de un año, una casa prefabricada puede estar lista en sólo 4 o 6 meses. En el caso concreto del aislamiento térmico, Navarro matiza que el sistema tradicional obliga a que las casas se construyan con puentes térmicos, lo que hace que estos edificios tengan porosidad y permeabilidad, lo que hace que generen «pérdidas energéticas inaceptables».
La oposición de los consumidores a este tipo de edificios es una de las resistencias a las que se enfrentan cada día los gestores de las empresas de viviendas prefabricadas. Aunque hasta hace poco (y todavía en muchos lugares) eran consideradas como viviendas móviles, en la práctica queda a expensas del criterio de los ayuntamientos de cada municipio. De hecho, sostiene que cuando se pretende comprar una parcela para destinarla a la construcción de una vivienda prefabricada es habitual que el préstamo que se ofrezca sea para conceder entre el 70 y el 80 del valor de tasación, pero añade que «el solar debe estar pagado o al menos no financiado por otra entidad». Así, desde esta empresa aseguran que «por regla general las casas prefabricadas «se hacen en menos de la mitad de tiempo que las tradicionales».